María González Lacabex
(Artículo publicado en el blog de Derecho de los Animales del Consejo General de la Abogacía)
En el ejercicio de la abogacía, nuestro trabajo comienza siempre en los hechos. Los que deducimos de la inevitablemente parcial narración de nuestros clientes, los que conocemos tras investigar e indagar, tras preguntar “al que sabe”, mejor si es en calidad de experto o profesional de la materia, dispuesto a certificar su mejor y fundada opinión en un informe pericial. No hay denuncia sin antecedentes de hecho; ni resolución o sentencia sin hechos probados. Como no hay norma sin una exposición de motivos, sin una casuística a la que el legislador ha pretendido dar respuesta.
En esta profesión no basta con conocer la legislación. Ante todo y en primer lugar, los profesionales del Derecho debemos escrutar las realidades que hay detrás de dichas leyes, entender las diversas perspectivas, los matices y los detalles, las circunstancias de cada implicado. Tanto en su aplicación como incluso a la hora de proponer su mejora y desarrollo, los abogados debemos imbuirnos en las circunstancias y particularidades que configuran la realidad de cada problemática a regular.
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