Shiva y la inactividad de la Administración

El 9 de agosto de 2012 Amalia y Miguel Ángel contrataron los servicios de una empresa de mensajería, especializada en el transporte de animales de compañía, para que trasladara a su perra Shiva de Durango (Bizkaia) a Sevilla, donde iban a pasar las vacaciones. Shiva había pasado revisión veterinaria el día anterior, y se encontraba en perfecto estado. Sin embargo, sólo dos horas después de haberle dejado en las instalaciones de la empresa, recibieron la llamada del transportista, muy nervioso y sin saber qué hacer, avisándoles de que la perra se encontraba muy mal. El animal fue trasladado de vuelta a su domicilio, donde le mojaron con una manguera y le practicaron la respiración asistida, siguiendo las indicaciones telefónicas del veterinario. La temperatura de Shiva era de casi 42ºC. No pudieron hacer nada para salvarla. De acuerdo con el informe veterinario: “La paciente ingresó muerta como consecuencia de un cuadro de hipertermia producido por el confinamiento en un vehículo en un día con altas temperaturas”.

La Ley vasca de Protección Animal establece en su artículo 6 que los animales deben ser transportados en medios concebidos para protegerles tanto de la intemperie como de diferencias climatológicas acusadas, debiendo ser observados a intervalos convenientes. Un artículo que reproduce también la propia Ordenanza Municipal sobre tenencia de animales en Durango. Los responsables de Shiva consideran que la empresa de transporte vulneró presuntamente esta normativa al no haber dispuesto los medios necesarios para proteger a la perra de las altas temperaturas. Por ello, además de dirigir la correspondiente reclamación a la compañía de transporte, interpusieron denuncia administrativa ante el Ayuntamiento de Durango, administración competente para la aplicación de la citada Ley, solicitando que abriera el correspondiente expediente y suspendiera siquiera cautelarmente la actividad de transporte de animales por parte de la empresa, hasta haber realizado las investigaciones pertinentes.

En noviembre de 2012, el Ayuntamiento de Durango inició procedimiento sancionador contra la empresa por presunta infracción grave de la Ley de Protección Animal. No obstante, a partir de ahí el expediente se ha mantenido paralizado, en el olvido. A pesar de los numerosos escritos formales dirigidos durante un año a los servicios municipales solicitando información al respecto, de llamadas telefónicas al instructor, de mensajes sin atender, y de que incluso la propia Diputación Foral de Bizkaia indicara al Ayuntamiento su competencia sobre este caso, la única respuesta obtenida por esta pareja ha sido un rotundo y frustrante silencio. Una visita realizada al Ayuntamiento nos permitió descubrir un expediente incompleto, irregular y absolutamente abandonado, en el que ni siquiera constaban los escritos presentados durante más de un año por la familia de Shiva. El procedimiento no había sido dado por finalizado ni formalmente archivado. El Ayuntamiento de Durango simplemente dejó de atender este caso y, con él, las repetidas solicitudes de Amalia y Miguel de que su denuncia fuera resuelta.

Casi dos años después de la muerte de Shiva, de paciente insistencia ante los servicios municipales, pidiéndoles, sencillamente, que cumplieran con sus obligaciones legales, Amalia y Miguel se han encontrado con la que seguramente constituye una de las principales fuentes de indefensión de la ciudadanía: la inactividad de la Administración pública, ante la cual únicamente les queda como alternativa recurrir a la costosa vía judicial.

Hace algunas semanas aparecía publicada en prensa la noticia relativa a la modificación de la ordenanza sobre animales de Durango. Una noticia que la familia de Shiva recibe ahora con amargo escepticismo: el del ciudadano que ve cómo su Ayuntamiento no tiene problemas en imponer multas a quienes no recogen los excrementos de sus perros o que los pasean sin correas, pero que sin embargo, y por motivos que no se alcanzan a entender, sí elude la sanción de otro tipo de infracciones de esta normativa, precisamente las relacionadas con el maltrato de los animales. Y también con indignación, por la insensibilidad e irresponsabilidad demostradas por el Ayuntamiento de Durango ante este caso.

Por todo ello, tras dos años de discreción y frustrada confianza en el procedimiento administrativo, Amalia y Miguel han decidido, ahora, hacer pública su denuncia, en memoria de Shiva y con la intención de que su caso no vuelva a repetirse. Sirva este post de altavoz para ello, y para dejar apuntada una problemática con la que lamentablemente solemos encontrarnos con frecuencia quienes nos dedicamos a reivindicar la consideración que los animales también merecen en el ámbito administrativo y judicial.

Y es que no hay mayor indefensión, que la que provoca la ausencia de acción por parte de la Administración…

María González Lacabex
Abogada